Siempre hay un último día y siempre, siempre nos da mucha pena. ¡Es que es muy guay estar de vacaciones! Pero tampoco somos de dramas y nos lanzamos a por él a tope, con las baterías cargadas y la capacidad de admirar intacta.
El Puente de Brooklyn a estas horas y sin gente es de nuestros sitios top, top. Será ese unir que tienen los puentes, en el momento de salir el sol donde todo está por comenzar, tú y pocos/as más y en una ciudad que te permite soñar, hace que el momento sea mágico. Aunque unos cuantos grados más de temperatura tampoco nos hubieran venido mal.
Y por ser el último día nos hemos querido dar un homenaje final. De esos en forma de desayuno typical americano (que seguro no para todos los días) con todo lo que te puedas imaginar y en un sitio muy de verdad: pequeñito, en la barra, sirviéndote café casi antes de empezar, con la plancha funcionando a tope y con los nombres como King Kong XXL en alguno de los platos (Johny's Luncheonette). Un desayuno que cuando empiezas crees que no podrás, pero cuando que cuando terminas, el plato está más que reluciente y tú más que satisfecho o satisfecha. Vamos, de volver a la cama y descansar.
Pero como de eso no hay tiempo, dedicamos la mañana a hacer las últimas compras. No demasiadas, pero sí cosillas que cuando las miras, te recuerdan que estuviste y de golpe te llega lo chulo que fue, lo vivido y compartido, y ya, el día es diferente.
Varias de ellas las hizimos en la última visita del viaje, el famoso Harlem; barrio mítico cuna de los Harlem Globettroters y también cuna de mucha mala fama que no vimos por ninguna parte. Hace varias décadas tenía fama de ser el barrio más peligroso de Nueva York donde vivían familias humildes sin gran poder adquisitivo, sobre todo afroamericanos. Hoy en día eso ha cambiado y esa gente se ha tenido que mover a otros barrios, como el Bronx, dado el precio de las casas. Y parte de esas casas son las típicas de Nueva York que hemos visto mil veces con su escalera de entrada y los sótanos debajo de ella. Las llamadas brownstones que en este barrio hay muy buena representación, aunque también las hay en otras zonas de Manhattan y Brooklyn.
Cerramos nuestro New York gastronómico, con el típico bocadillo de pastrami. Como turistas en su primera vez en NY teníamos que probarlos. Son sándwich en pan de centeno con tiras de carne de ternera, con sus especias y acompañados de pepinillos en conserva. Sí, habéis oído bien, pepinillos en conserva, pero no dentro del plato, sino acompañando. Curioso de verdad.
Estos sándwiches se convirtieron en protagonistas indiscutibles del día. Katz Delicatessen (que es donde los compramos) estaba llenito y a pesar de comprarlos para llevar, nos robó más tiempo del esperado. A esto se suma que nos confundimos de metro para volver al hotel a recoger las maletas (primera vez que nos pasaba que, aunque no lo creáis es verdad) y ya en el aeropuerto, nos los dejamos en el control de los equipajes. ¡Malditos bocadillos de pastrami! 😊 Si nos los acabamos comiendo o no, lo tendréis que averiguar. Os ponemos a trabajar.
Toca subir a bordo. Y aquí sí o sí, se acaba nuestra aventura en Nueva York. Andada, aprovechada y disfrutada de verdad.
Salud y vida, mucha vida.
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29-oct-2024 5:36:41
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