Día 14: Ciudad Maya Tulum y zona playa

Dejamos para el final de Tulum la visita a sus ruinas, últimas de este nuestro viaje. No podemos saber si del resto de nuestras vidas pero ojalá que no, por favor.

Se sienten más recientes; con más finura y elegancia en su arquitectura.

Pero sobretodo se sienten marinas. Es una combinación diferente ésta de estar a orillas del mar. Diferente y hermosa. Bonita mezcla.

Y la luz. Esa luz brillante, poderosa e intensa que invade Mexico y que aquí en la costa se aprecia viva y en las ruinas más.

Y el olor a Caribe, fuerte y embriagador que hace que la visita sea una experiencia más en todos los sentidos.

No sólo son piedras. Las ruinas son la constancia de la presencia, del sentir y del vivir. Es lo que fuimos, lo queramos o no.

Nos levantamos pronto porque luego se convierte en misión imposible. El calor se empeña en recordarte que es él quien manda aquí. Pero a pesar de todo ya hay gente. Sin embargo, en nosotros y nosotras hay “cancelaciones”. Algunos y alguna deciden no venir. Por las fotos podéis saber quién es quién.

Terminamos Tulum con desayuno profesional y lo rematamos con helado porque quién dijo que los helados no se toman también por las mañanas. Helados para cuando te dé la gana.

Y hasta aquí el viaje a nuestro Mexico más libre y aventurero; de naturaleza, ruinas y gentes; donde los ritmos lo marcamos nosotros y nosotras, y donde las historias las escribimos sin guión, siguiendo el palpitar del corazón.

Mexico nos ha conquistado, desde el principio y a poquitos.

Se ha quedado con nuestro olfato cuando la lluvia ha caído torrencial y huele a mojado; con nuestro tacto porque en caricia se transforma la alegria y amabilidad de sus gentes; con la vista, arrebatada por sus verdes intensos y por la magia de esa luz tan especial; con el oído, por el maya y esa forma de hablar cálida y bonita . Y el gusto, porque es fuerte y poderoso.

Pero también nos conquista porque estimula el pensar y toca el corazón de los espacios y lugares queridos.

Ahora toca por delante unos días en Riviera Maya. Descanso. Mucho. Quizá demasiado. Seguro que necesario.

Salud e infinita paz