Día 3: Free tour por la medina de Fez. Llegada a Midelt

Sí, ya es costumbre. Y nos gusta. Le sacamos chispas a ese comenzar temprano en la mañana y ver cómo es el despertar de los sitios y lugares que visitamos. A esa hora todo es más lento, el ruido sonoro y visual, es otro y la luz también es diferente, con matices distintos, más sutiles, pero igual de bellos. Las ciudades y los paisajes a esas horas tienen otro ritmo; diferente. Y no nos lo queremos perder.

Pero lo que no podemos ni queremos perdonar es el desayuno; eso sí que no. Desayunar en vacaciones es otro nivel. Pocas cosas son tan placenteras. Alimenta el cuerpo y riega el alma para que siga creciendo siempre. Y ver las caras de adormilados de más de uno y de una, también suma sonrisas. Bendita adolescencia.

Aunque no nos hemos alojado en el riad más lujoso de la ciudad de Fez, estamos a cinco minutillos a pié del centro antiguo de la ciudad. Así que sin grandes malabarismos, llegamos puntuales a las 10:00 h a nuestra quedada para hacer un free tour por la medina. Sí, habéis oído bien. Diario Viaje se va de visita guiada, y le tenemos muchas ganas. Cuando alguien vive, siente, ama su ciudad y sabe transmitirlo, se contagia y engancha. Y eso fue lo que pasó con nuestro guía Hassan.

La medina de Fez es la más grande de Marruecos, y aunque ubicarse no parece tan difícil una vez consigues localizar las calles principales, la realidad es que sus 9000 calles y callejuelas ponen a prueba la orientación de cualquiera. Truco del almendruco: si al comienzo de una calle encuentras un cartel con forma hexagonal, recuerda que es una calle sin salida y para encontrar el camino, tendrás que volver atrás.

Tiene seis puertas de entrada pero la más famosa es la llamada puerta azul, que también es verde por el otro lado (los colores también tienen su aquel) y que si os decimos que es de origen medieval, bien os lo podríais creer. La realidad es que es de comienzos del siglo XX pero da perfectamente el pego. Ésta y otra mil anécdotas de la visita hicieron que la experiencia fuera super gratificante y muy muy recomendable.

Algo que nos llamó la atención, fue la cantidad de gatos que hay en las calles de Fez. Un montón, de verdad. Se considera un animal sagrado porque para la cultura árabe trae suerte y alegría, así que viven tan tranquilos, todo el día sin hacer nada, y así tan pequeñitos como son algunos, producen mucha ternura. Quién fuera gato y gata.

Visitamos la plaza de los carpinteros, latoneros, paseamos por el exterior del Mausoleo de Mulay Idrís, sufrimos el olor en la zona de los curtidores y visitamos una tienda de cremas, especias y aceites esenciales.

Entramos en la madraza y descubrimos muchas mezquitas. Si queréis saber si un edificio lo es, no tenéis más que fijaros en si su puerta tiene arco de herradura. Sí es así, allí la tenéis. En definitiva, la recorrimos enterita y en ese pasear mientras compartimos anécdotas, costumbres y vivencias, nos ha ido conquistando poquito a poquito este mundo tan diferente.

Llega la hora de reponer fuerzas y que mejor manera de hacerlo que con comida típica marroquí: ensalada de tomate y pepino, con lentejas y berenjenas por si también le quieres echar, cuscús, brochetas de pollo, tajín y de postre, fruta, y cómo no, los típicos postres elaborados a base de almendras y mucha miel. Rico y barato. De disfrutar.

A la tarde continuamos viaje, Nuestra intención es acercarnos no de tirada hacia el desierto, para intentar no perdernos nada. No queremos que el llegar sea sólo el objetivo. Nos gustaría que también el camino nos sume aunque sea un poquito. Eso sí, bendita tecnología que permite escuchar cualquier cosa que te apetezca, en cualquier parte del planeta. El camino se hace mucho más corto. Confirmamos que cantantes no deberíamos ser y que el podcast de “La Ruina” nos ha salvado la vida.

Llegamos al destino y sorpresa: el sitio es un bien guay en medio de la nada y con piscina, habitaciones chulas con pastas y té de cortesía. Pero la sorpresa no queda ahí, continúa: ¡no hay aire acondicionado! Si pudierais sentir lo agustito que se está fuera y el calor que hace dentro, alucinariais. A puntito de sacar el colchón fuera para dormir. Miedito nos da la noche.

Salud y noches a la fresca.