Día 1: Traslado a Madrid y vuelo a Cancún

Salimos de Madrid. Por delante 10 horas de vuelo que a ratos se nos pasan rápido y a ratos eternos. La auxiliar de vuelo nos explica que ella ya no siente ese qué sé yo que experimentas cuando el avión despega. A nosotras y a nosotros todavía nos queda mucho para ello, así que tocará seguir viajando. No nos queda otra opción. Y no me digáis que la fortuna no nos sonríe. Asientos junto a la salida de emergencia en un vuelo tan largo es un lujo de los caros.

Aterrizamos en Cancún a las 18:15 h hora local. 7 horas menos que en casa y el cuerpo lo sientes raro. Así que hoy dormimos cerca, en un hotel a no más de 10 minutos del aeropuerto. Nos vienen a buscar en una furgoneta y ya aquí lo empezamos a notar. Es como una corriente eléctrica que la sientes limpia, intensa… es la simpatía. A veces expresada en palabras y otras a través de las sonrisas de los ojos que afloran a pesar de las mascarillas.

Hoy ha sido un día sol porque de nuevo estamos en ruta y juntos. A pesar de ser personas diversas, a pesar de pensar, sentir, expresar… diferente, nuestra amistad es bonita bonita. Como una cajita pequeña y delicada que te acompaña a lo largo de toda la vida. Siempre está y el saberlo hace que te sientas en paz, hace que te sientas en casa. Muchas muchas gracias por todo, por tanto.